A la crisis sanitaria y económica provocada en todo el mundo por el virus COVID-19, se le abre un nuevo frente.
En plena era de la información digital, donde los ciudadanos pueden acceder a está de forma directa y rápida ya sea nacional o internacional, ha provocado que las elevadas formas de comunicar dicha información confundan a los ciudadanos. La preocupación de los usuarios de saber la actualidad sobre la pandemia y la mucha información vertida a las redes, es el coctel perfecto para los cibercriminales.
Tal y como confirma la Oficina de Coordinación Cibernética (OCC) del Ministerio del Interior, tras más de cuarenta días de confinamiento, los ciberdelitos más comunes están dirigidos a la personas que llevaron su ocupación laboral hacía un modelo de teletrabajo.
Según dicho estudio, los ataques cibernéticos utilizan de gancho el coronavirus. Como se puede observar en los datos analizados, que muestran que el número de dominios registrados bajo el COVID-19, llegó a su pico máximo el 20 de marzo, con 5.000 registros diarios, bajando la última semana a 1.800 nuevos dominios. En mucha de las ocasiones se trata de webs maliciosas, que mediante información sobre la pandemia, ofertas de suministros, de carácter individual o donaciones a instituciones, buscan conseguir información de forma ilícita o realizar una estafa.
A su vez, crece el número de aplicaciones relacionadas con el COVID-19 que ocultan software malicioso que en la mayoría de casos pretenden “secuestrar” la información que tienen los dispositivos móviles y pedir un pago para su “liberación”.
Por otra parte, como muestra el estudio los ataques pretenden extraer información valiosa de instituciones y empresas mediante sus trabajos, que están realizando teletrabajo. Por esta razón, han aumentado la creación de antivirus gratuitos de carácter maliciosos. Estos “antivirus” se aprovechan de la ingenuidad de los usuarios que pretenden proteger las herramientas y dispositivos del teletrabajo, sin saber que lo que están descargando es un bot, que de manera oculta otorga el control al ciberdelincuente, que consigue de esta forma el acceso a las credenciales o la información que desea utilizar o vender a terceros.